Penny tiene once años y dos familias: la de su madre, de origen norteamericano -dos abuelos y un perro-, y la de su pa-dre, de procedencia italiana -una banda realmente numerosa de tíos y primos bajo la batuta de la abuela-. Desde que el padre de la niña murió, siendo ella muy pequeña, las familias no se tratan. Querida en ambas, Penny va de la una a la otra como de la sombra al sol, hasta que un accidente deja al descubierto el terrible drama que las ha distanciado y abre paso a la reconciliación.
Inspirada en su propia familia italoamericana, Jennifer L. Holm (nacida en California, en 1968, pero educada en Pennsylvania) toma de sus raíces la sabia impulsora de esta novela que saca a la luz la represión sufrida por los italianos a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, un episodio silenciado de la historia estadounidense explicado al final. Aparte del interés histórico, corresponde al mérito literario lo atractivo del argumento y de los personajes, aglutinados por la voz narradora de Penny que fluye convincente y con naturalidad. Las relaciones, dinamizadas por el contraste de culturas, resultan un conjunto bien encajado en la minuciosa recreación de los Estados Unidos de los años 50.
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